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Diabetes

 

¿ Qué es ?

 

La diabetes es un problema de salud pública emergente, caracterizado por una glucemia superior a 1,26 g/l en ayunas, o una glucemia postprandial superior a 2 g/l. En 2019, 1 de cada 11 personas sufría diabetes en el mundo. La cifra publicada por la Federación Internacional de la Diabetes (FID) en la 9a edición de su Atlas de la diabetes (2019) representa exactamente 463 millones de personas en todo el mundo.

La hiperglucemia resulta de una carencia de insulina, principal hormona hipoglucémica. Pueden estar involucrados dos mecanismos:

– Destrucción de las células beta pancreáticas, que ya no aseguren la secreción de insulina (diabetes de tipo 1)

– Carencia relativa en los pacientes resistentes a la insulina y en los que una hipersecreción compensatoria necesaria no está asegurada (diabetes de tipo 2).

La hiperglucemia es peligrosa en sí a corto plazo (poliuria, cetosis, toxicidad directa para el nefrón y las arteriolas), pero también a largo plazo provocando lesiones micro-angiopáticas y favoreciendo lesiones de aterosclerosis que reducen la vida de los pacientes.

 

¿ Qué hacer ?

 Los buenos hábitos de vida reducen el riesgo o al menos retrasan la aparición de la diabetes, es decir:

  • Vigilar su peso

El sobrepeso es uno de los principales factores de la diabetes de tipo 2. Para tener una buena salud es importante mantener un peso corporal normal (según la OMS, el IMC, Índice de Masa Corporal, para un peso normal debe de estar entre 18,5 kg/m² y 25 kg/m²).

  •  Practicar una actividad física regularmente

Estudios han demostrado que cuanta más actividad física se realiza menor es el riesgo de desarrollar diabetes. Los estudios Finnish Diabetes Prevention Study y Diabetes Prevention Program han demostrado que después de cuatro años de actividad deportiva regular, el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2 disminuía en un 58%.

  • Adoptar una alimentación sana

Evitar los alimentos demasiado ricos en grasas saturadas (fritos, bollería, chocolate, etc.) y dar preferencia a una alimentación rica en frutas y verduras variadas. Está comprobado que consumir seis porciones de fruta y verdura al día reduce el riesgo de diabetes de tipo 2 en un 21%. Y con razón: los vegetales son ricos en antioxidantes y fibras que captan una parte de los azúcares y grasas alimentarias.

Por otra parte, se han de privilegiar los hidratos de carbono de absorción lenta (pasta, patatas, arroz, etc.) frente a los de absorción rápida (pasteles, chocolate, helados, etc.), que hacen que los niveles de azúcar en la sangre se disparen.

  •  Limitar el estrés

El estrés provoca la secreción de dos hormonas, la adrenalina y el cortisol. Estas favorecen la liberación de los azúcares por el hígado y así aumenta la glucemia. Existen diferentes métodos que pueden ayudar a gestionar el estrés: contemplación de la naturaleza, el yoga, la música, etc.

  •  Dejar el consumo de tabaco y consumir alcohol con moderación

Un estudio americano publicado en el British Medical Journal en 2006 comprobó que estar expuesto al tabaco, incluso de manera pasiva, multiplica por 1,4 el riesgo de desarrollar una diabetes de tipo 2. En cuanto al alcohol, su consumo excesivo influye en la regulación de la glucemia, ya que el hígado concentra toda su acción en la eliminación del alcohol en la sangre y ya no se ocupa del control de la glucemia.

 

¿ Qué tratamientos ?

Y si al final, no hemos podido protegernos contra este mal, y nos vemos afectados por él, será necesario remitirse a los enfoques farmacológicos que complementan las medidas higiénicas y dietéticas mencionadas. El tipo de tratamiento hipoglucémico que se adopte dependerá entonces de la fisiopatología específica de cada tipo de diabetes.

Diabetes de tipo 1: sustitución de insulina desde el principio, siendo la carencia de insulina la principal preocupación.

Diabetes de tipo 2:

1. En un primer lugar (la resistencia a la insulina), se deben emplear biguanidas (metformina).

2. Cuando la metformina sola ya no permite el control de la diabetes, se asocia a otros antidiabéticos orales (sulfamidas hipoglucémicos, glinidas, inhibidores de la absorción intestinal de la glucosa, inhibidores de DPP4, análogos de GLP1, inhibidores de reabsorción tubular de la glucosa).

3. Cuando la biterapia o la triterapia oral es insuficiente, es necesario recurrir a la insulina; esta todavía se puede asociar a la metformina o a otro hipoglucémico oral.

Cabe señalar que, siendo la diabetes una enfermedad crónica, el paciente tiene un tratamiento de por vida.

Según la FDI, el fenómeno constituye una auténtica pandemia con complicaciones a menudo discapacitantes (retinopatía responsable a largo plazo de la ceguera, nefropatía que puede conducir a la insuficiencia renal, pie diabético que puede llevar

a la amputación, etc.). Por lo tanto, la prevención es mejor que cualquier medida curativa, a través de un estilo de vida saludable, en particular higiénico-dietético.

Estos documentos fueron preparados y puestos a disposición por la hermana Yvette Ebolo, sección de Africa Central.