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Ayuda Misionera Internacional (AMI), servicio internacional de solidaridad para el cuidado de la vida y la salud en la Iglesia, celebró su Comité Directivo y su Asamblea General trienal en París, del 14 al 17 de noviembre, en casa de las Hijas de la Caridad.

 

El AMI está presente en más de 140 países. La Asamblea General reunió a delegados de las principales sedes del AMI. Se renovó una parte del Comité Ejecutivo y se dio la bienvenida a un nuevo miembro que representa a las congregaciones femeninas autóctonas de África Occidental, congregaciones jóvenes, muy numerosas y a menudo con pocos recursos financieros: Anima Una.

Como recordatorio, el AMI es una asociación cuya finalidad es procurar, en beneficio de las comunidades religiosas (diócesis, institutos, asociaciones de fieles), el pago de ayudas que les permitan hacer frente a los servicios que deben prestar a sus miembros en cumplimiento de las normas que les son aplicables, en particular en aplicación del derecho canónico y de las reglamentaciones nacionales.

 

Descentralización efectiva

 

Animados por las Secciones Continentales de África Occidental (Abiyán), África Central (Yaundé), África Oriental (Nairobi), Madagascar, América Central, Bélgica y, para los demás países, una Sección General en París, los representantes de las Secciones han podido presentar sus propias situaciones. El Comité Ejecutivo pudo así apreciar la variedad de situaciones sanitarias en los distintos continentes: falta de farmacias, falta de equipos de análisis y de radios, pero también las dificultades ligadas a la falta de material eléctrico e informático, sin olvidar las dificultades propias de las situaciones de lejanía de las capitales, de inseguridad y de inestabilidad política. Los obispos representantes de África Occidental y Oriental pudieron manifestar claramente su apego al AMI y su deseo de ver desarrollarse su actividad. Insistieron en la necesidad de seguir reflexionando sobre los cuidados de larga duración, sobre el apoyo a la jubilación con lugares adaptados y pensiones alimenticias. Se trata de una tarea de gran envergadura, habida cuenta de la diversidad de situaciones y legislaciones en los distintos países.

 

Un Fondo de Solidaridad

 

De conformidad con el artículo 29 de los Estatutos, una parte de la cuota de afiliación puede asignarse, por decisión del Comité Ejecutivo, a un Fondo Social. Durante el trienio que acaba de finalizar, se asignaron 750.000 euros a este fondo. Este Fondo está destinado a promover y desarrollar la acción social en favor de los beneficiarios más desfavorecidos, en particular teniendo en cuenta las realidades económicas y las condiciones sanitarias de determinados países, así como las consecuencias actuales de la pandemia de COVID19. Para apoyar el desarrollo de una asistencia sanitaria de calidad, el AMI ha optado por trabajar con MSH, un socio que dispone de una red sanitaria internacional que permite el pago a terceros en función de las opciones elegidas por la comunidad. Esta asociación también nos permite asegurar los flujos financieros en tiempos de crisis monetaria, con siete monedas en 141 países. Las congregaciones de dimensión internacional participan directamente en el buen funcionamiento del AMI.

 

Fidelidad a la Doctrina Social de la Iglesia

 

Una reflexión en profundidad sobre las raíces eclesiales de la AMI en la Doctrina Social de la Iglesia también brindó la oportunidad de reexaminar los retos y responsabilidades de los implicados en la misión en el ámbito de la asistencia.

Tres fuentes alimentaron esta reflexión: la doctrina social de la Iglesia y la protección social, la responsabilidad de los obispos y de los superiores mayores, y la salud de los superiores mayores y de los obispos.